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El papel de las emociones positivas en la búsqueda del bienestar

Posteado: 8 febrero, 2024

Las emociones desempeñan un papel crucial en nuestras vidas, en cuanto a la conquista del bienestar personal se refiere. Actúan como hilos invisibles que tejen la trama de nuestro desarrollo personal y determinan, en gran medida, nuestro camino hacia el éxito (y lo que ésto represente para cada uno).

En este viaje de autodescubrimiento, la comprensión y el control de las emociones se erigen como pilares fundamentales que no solo definen nuestra experiencia diaria, sino que también moldean la calidad de nuestras relaciones. Primero, comencemos por definirlas.

¿Qué son las emociones?

La palabra “emoción” viene del latín, emovere (de ex «hacia afuera” y movere “sacudir”, “remover”, “sacar de lugar”). Y esta es la función principal de las emociones: sacudirnos en lo más profundo de nuestro ser. Sacarnos de la apatía, la indiferencia y la calma. 

El Dr. Enrique Rojas, catedrático, autor y director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas (IEIP), define la emoción como un estado afectivo complejo, breve e intenso, acompañado siempre de manifestaciones físicas y que sucede en respuesta a una situación concreta. De ahí que cuando aparece el miedo, por ejemplo, el corazón se acelere, la respiración se agite, salgamos corriendo o peguemos un salto, y que al recibir una “mala noticia”, nos invada el llanto y en muchos casos hasta las náuseas y la sensación de desmayo.

Podríamos decir entonces, que las emociones se manifiestan como respuestas o reacciones fisiológicas de nuestro organismo frente a estímulos que surgen tanto en nuestro entorno como en nuestro interior.

Es común confundir emociones con sentimientos.

Estos últimos son estados afectivos acompañados de un pensamiento específico, pero que no se manifiestan fisiológicamente. Se trata de un lenguaje interior que evalúa nuestra realidad y cómo estamos en relación a ella y al entorno y nos arroja información.

Las emociones, por el contrario, irrumpirán en situaciones puntuales como respuesta adaptativa (breve) y lo notarás en los planos físico, mental, social y de la conducta.

Pongamos un ejemplo: tu jefe te llama a su oficina y te comunica que no te dará ese aumento que esperabas. Irrumpe la ira (o la angustia) generando tensión muscular y taquicardia (plano físico); pensamientos como “le pego” o “seguro que a tal sí se lo dieron” (mental); comienza a darte rechazo él y el resto de directivos (social); te levantas y te vas o permaneces inmóvil sin mirarlo a los ojos (conductual). Esta ira, desatada puntualmente por la comunicación de tu jefe, se suma a la tristeza por el traslado de tu compañero favorito a otra ciudad y la angustia por los rumores de reestructuración luego de la última reunión general. Esto hace que la situación laboral se interprete como “frustrante”, por ejemplo, y ese será el sentimiento que desarrolles.

Nuestra mente hace una lectura de diferentes situaciones (y emociones experimentadas) y arroja una información. Las emociones influyen en nuestras decisiones, comportamiento y calidad de vida. Por eso es muy importante reconocerlas y gestionarlas correctamente.

¿Qué tipo de emociones existen y cuáles son sus efectos en las personas?

La gama de emociones es amplia y muy diversa, si bien en Psicología existe un consenso en cuanto a la existencia de seis emociones básicas:

  • Tristeza
  • Ira
  • Miedo
  • Asco
  • Sorpresa
  • Alegría

Estas a su vez dan lugar a emociones más complejas y todas pueden ubicarse en tres grandes categorías:

  • Emociones positivas (alegría, amor, gozo)
  • Emociones negativas (ira, tristeza, asco)
  • Emociones ambivalentes (nostalgia, asombro)

Reconocer esta diversidad es esencial para abrazar plenamente nuestra experiencia emocional.

Vale la pena aclarar que el manejo que cada persona le da a cada una de las emociones puede ser diferente, al igual que su enfoque.

La alegría puede traducirse en un sentimiento de paz y bienestar físico, que en una persona sea equivalente a ir cantando y sonriendo por la calle y en otra a romper en llanto (de felicidad y gratitud) u organizar una fiesta.

Reconocer la diversidad emocional es detectar que lloramos de tristeza, aunque creamos solo estar enojados; o que evitamos las discusiones porque nos invade la angustia (y el llanto), no porque nos da pereza.

Cada emoción, ya sea percibida como positiva o negativa, desempeña un papel esencial en la riqueza de nuestras vidas. Comprender que todas las emociones tienen su propósito o función nos permite navegar por las complejidades de nuestra existencia con una mayor perspectiva y sentido.

¿Son importantes las emociones positivas?

Las emociones positivas no solo son destellos efímeros de felicidad; sino que nutren nuestra salud mental y física, fomentando una percepción de la realidad marcada por la gratitud, la satisfacción y el sentido.

Pero esto no significa volverse “adicto” a la alegría y rechazar la tristeza o el miedo. Como en todo, se requiere de una percepción equilibrada de la realidad.

Las emociones como vienen se van y operan como un motor que nos pone en movimiento; permitiendo que nos adaptemos a las diferentes circunstancias de la vida.

Las emociones positivas actúan como faros que iluminan nuestro camino en los momentos oscuros, proporcionando una luz guía que nos permite sortear los desafíos con resiliencia, creatividad y optimismo. Así lo demuestran los estudios realizados y las obras publicadas en los últimos años por algunos referentes de la Psicología Positiva como Martin Seligman (“La Auténtica Felicidad”), Mihály Csíkszentmihályi (“Fluir”) y Sonja Lyubomirsky (“La Ciencia de la Felicidad”).

¿Qué beneficios aportan las emociones positivas?

Desde el punto de vista de la salud mental, estas emociones actúan como un bálsamo reparador, reduciendo el estrés, fortaleciendo el sistema inmunológico y mejorando la salud cardiovascular.

Además, las emociones positivas son auténticos motores de cambio en nuestra trayectoria vital. Facilitan la construcción de relaciones más saludables y sólidas al fomentar la empatía, la gratitud y la compasión.

A nivel personal, generan un sentido de satisfacción y plenitud, marcando la pauta para una vida más significativa y enriquecedora.

Emociones positivas vs. negativas

Las emociones negativas, como la tristeza o el miedo, y las emociones positivas, como la alegría o el amor, son como corrientes que fluyen y se entrelazan en el río de nuestra experiencia. Vienen y se van, no son permanentes. Y ambas son esenciales para la complejidad y la profundidad de nuestra existencia. 

Esta exploración nos guía hacia un entendimiento más compasivo de nosotros mismos y de los demás. Reconocer y aceptar la coexistencia de emociones negativas y positivas es esencial para tejer un tapiz emocional enriquecedor y equilibrado.

Las emociones negativas ofrecen la oportunidad de transformación y crecimiento personal. Transformar estas emociones negativas no implica negarlas o reprimirlas, sino comprender su mensaje subyacente.

A nivel práctico, para este proceso, se trabaja la práctica de la autocompasión, la reflexión consciente y la identificación de patrones de pensamiento que son perjudiciales (las creencias limitantes, por ejemplo).

Al abordar las emociones negativas con empatía y curiosidad, convertimos los desafíos emocionales en trampolines hacia una versión más fuerte y consciente de nosotros mismos. Este enfoque nos permite extraer lecciones valiosas de las dificultades, fortaleciendo nuestra resiliencia emocional y cultivando una mentalidad de crecimiento.

Al transformar las emociones negativas en oportunidades de crecimiento, no solo nos disponemos a superar los obstáculos poniendo a prueba todo nuestro potencial, sino que florecemos y trascendemos.

Esta es una lista con 20 emociones y sentimientos considerados positivos:

Alegría: ilumina el corazón y la mente, se experimenta como un estado de felicidad y regocijo.

Amor: la conexión más profunda que podemos experimentar, se manifiesta como un lazo afectivo profundo y comprensivo hacia uno mismo o hacia otros.

Aceptación: calidez acogedora hacia uno mismo y los demás, reconociendo y abrazando las imperfecciones como parte integral de la experiencia humana.

Compasión: impulso de comprender y aliviar el sufrimiento de uno mismo o de los demás, generando un sentido profundo de empatía.

Confianza:  creencia en la integridad y habilidades propias o de otros, formando la base de relaciones sólidas y exitosas.

Interés: curiosidad activa y atractiva hacia algo; motiva la exploración y el aprendizaje continuo.

Esperanza: expectativa optimista hacia el futuro; actúa como un faro que guía a través de momentos desafiantes.

Deseo: expresión de anhelo que impulsa la búsqueda de metas y la manifestación de aspiraciones personales.

Gratitud: sentimiento profundo de aprecio y reconocimiento por las bendiciones y experiencias positivas de la vida.

Satisfacción: sensación de plenitud y contentamiento; surge cuando las necesidades y deseos son alcanzados.

Serenidad: calma interior y paz profunda; se experimenta en momentos de quietud y reflexión.

Inspiración: rapto de  creatividad y motivación; puede surgir de diversas fuentes, desde la naturaleza hasta experiencias humanas.

Orgullo: sensación de logro y autoestima cuando se alcanzan metas significativas.

Fortaleza: capacidad de resistir y superar desafíos.

Generosidad: disposición a dar y compartir con los demás de forma desinteresada.

Gozo: emoción intensa de felicidad y deleite; se experimenta en momentos de éxtasis y plenitud.

Humildad: apreciación consciente de nuestras limitaciones y una disposición a aprender de los demás. Cultiva la apertura y el crecimiento personal.

Ilusión: emoción asociada con la anticipación y el entusiasmo hacia el futuro.

Inspiración: estímulo que despierta la creatividad y el impulso hacia la acción, la búsqueda de significado y propósito.

Motivación: impulso interno hacia la acción y el logro de metas; es la chispa que enciende el camino hacia el éxito.

20 emociones que son consideradas negativas:

Tristeza:  emoción caracterizada por una sensación de profundo de pesar y desánimo; puede surgir en respuesta a pérdidas, decepciones o situaciones difíciles.

Miedo: surge ante la percepción de amenazas o peligros. Desencadena respuestas de evitación o huida para protegerse.

Ira: respuesta emocional intensa ante la frustración, la injusticia o la provocación; se manifiesta como un impulso de confrontación o resistencia.

Desesperanza: sensación de que las circunstancias no mejorarán; puede generar una visión pesimista del futuro.

Enojo: similar a la ira, surge en respuesta a situaciones que se perciben como injustas o molestas, acompañada por un deseo de confrontación.

Ansiedad: preocupación excesiva y temor anticipado sobre eventos futuros. Puede manifestarse físicamente a través de síntomas como palpitaciones y sudoración.

Culpa: sensación de responsabilidad por acciones percibidas como incorrectas o dañinas; puede afectar la autoestima y las relaciones interpersonales.

Vergüenza: ligada al juicio social y la percepción de defectos personales; puede generar el deseo de ocultar o evitar situaciones.

Frustración: respuesta emocional ante obstáculos que impiden la consecución de metas. Puede generar irritación y estrés.

Inseguridad: duda y falta de confianza en uno mismo. Puede afectar la toma de decisiones y la interacción social.

Resentimiento: sentimiento persistente de amargura y malestar hacia alguien por una ofensa percibida.

Celos: emoción experimentada cuando una persona siente que su relación o vínculo con otra está amenazado (generalmente por un tercero).  Genera rivalidad y comportamientos tóxicos.

Soledad: sensación de aislamiento y desconexión emocional. Puede surgir incluso en entornos sociales, afectando el bienestar emocional.

Desilusión: sensación de decepción y desencanto ante expectativas no cumplidas; puede afectar la motivación y la confianza.

Preocupación: atención excesiva hacia eventos futuros; puede generar estrés y agotamiento mental.

Desprecio: menosprecio o desdén hacia otros; puede dañar relaciones y generar conflictos.

Injusticia: sensación de indignación ante situaciones percibidas como desiguales e injustas. Puede generar ira y frustración.

Estrés:  respuesta física y emocional ante demandas o presiones. Afecta la salud mental y física.

Inquietud: sensación de malestar y agitación sin una causa aparente; puede afectar la concentración y la calma interior.

Arrepentimiento: ligada al pesar por acciones pasadas; puede generar un deseo de reparación y aprendizaje.

Cómo te ayuda un coach de vida a trabajar tus emociones

Entender el papel vital de nuestras emociones, ya sean positivas o negativas, es esencial en nuestra búsqueda de bienestar y éxito personal. Manejar este complejo espectro emocional no es una tarea sencilla, y encontrar un profesional capacitado que te ofrezca las herramientas y estrategias adecuadas para abordarlas de forma consciente y constructiva es clave para alcanzar tu mejor versión. La Bioneuroemoción, por ejemplo, puede ayudarte a desprogramarte para tener un vida plena y alcanzar la libertad emocional.

Como tu Coach de vida, mi objetivo es ayudarte a que te conviertas en el creador o creadora de tu propia experiencia emocional, brindándote la dirección y el apoyo necesarios para alcanzar tu plenitud y éxito personal.

Te invito a agendar una sesión conmigo. Permíteme ser parte de tu camino hacia una vida más plena y consciente, donde tus emociones se conviertan en aliadas de tu crecimiento personal.

¡Hola!
Soy Caro Zabalza
Coach de vida especializada en Bioneuroemoción® & Desarrollo Humano

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