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Qué es el síndrome del impostor y cómo saber si lo estás sufriendo

Posteado: 17 abril, 2024

¿Alguna vez has sentido que no mereces el éxito que has alcanzado? ¿Te has preguntado si tus logros son fruto del azar o si simplemente estabas en el lugar correcto en el momento adecuado? Si te has sentido así, no estás solo/a. En un mundo donde la confianza y la autoestima se construyen a fuerza de “likes” y seguidores, es fácil caer en la trampa del ego.

Acompáñame en este artículo, donde descubriremos juntos los “manejos” del síndrome del impostor, una sombra silenciosa que acecha en los rincones de nuestra mente y nos hace dudar de nuestra valía y capacidad.

En esta ocasión, no solo te explicaré qué es el síndrome del impostor, también te compartiré algunas herramientas necesarias para reconocerlo y gestionarlo mejor. Mi objetivos es que conozcas las profundidades de tu propia mente y descubras nuevas formas de cultivar la autoconfianza, tanto en el ámbito personal como profesional.

¿Qué es el síndrome del impostor?

Comencemos por lo más básico. En el universo del síndrome del impostor, la palabra «éxito» se convierte en un espejismo y la duda se disfraza de realidad.

Pero, ¿qué es realmente este fenómeno que nos hace cuestionar nuestras propias capacidades y logros?

En pocas palabras, este síndrome es como una sombra que sigue a aquellos que han alcanzado el éxito -o que se han preparado intensamente para lograrlo-, susurrándoles al oído que son un fraude, que no lo merecen.

Es esa sensación de inseguridad que nos consume desde dentro, haciéndonos creer que en cualquier momento seremos descubiertos como unos impostores, incapaces de estar a la altura de las expectativas y de las circunstancias.

¿Por qué se produce el síndrome del impostor?

Este fenómeno psicológico -no es considerado una enfermedad o trastorno mental- no surge de la nada; tiene raíces profundas que se entrelazan con nuestras experiencias de vida, nuestras autopercepción y las presiones del entorno que nos rodea.

Una de las principales causas que contribuyen a su desarrollo es la autoexigencia desmedida. Las personas que padecen este síndrome a menudo se imponen estándares imposiblemente altos, convirtiéndose en sus propios críticos más severos. Cada logro, por grande que sea, nunca es suficiente para calmar la voz interior que les dice que podrían haber hecho más, o haber sido mejores.

El perfeccionismo también desempeña un papel crucial en alimentar esta sensación de fraude. La necesidad constante de alcanzar la perfección en cada tarea o proyecto puede llevar a la paralización por el miedo al fracaso, lo que solo refuerza la creencia de que no son lo suficientemente buenos. Además, la comparación constante con los demás puede actuar como un catalizador para el síndrome del impostor.

En un mundo donde las redes sociales pintan una imagen distorsionada de la realidad, es fácil caer en la trampa de comparar nuestros logros -y nuestra vida, en general- con los de los demás, ignorando los esfuerzos y las luchas que cada persona enfrenta en su propio camino de vida.

¿Quién sufre el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor no discrimina; puede afectar a personas de todos los ámbitos de la vida, independientemente de su edad, género o estatus social. Sin embargo, hay ciertos grupos de personas que parecen ser más susceptibles a experimentarlo.

Por ejemplo, los médicos, abogados y académicos, a menudo se sienten presionados por el peso de las expectativas externas y la necesidad de demostrar su valía constantemente. Los estudiantes más brillantes también son vulnerables al síndrome del impostor, especialmente en entornos académicos competitivos donde se fomenta la excelencia académica. 

Además, las mujeres y las minorías étnicas suelen enfrentarse a desafíos adicionales debido a la discriminación y los estereotipos sociales, lo que puede aumentar su probabilidad de experimentar el síndrome del impostor.

En resumen, nadie está inmune a las garras del síndrome del impostor, pero reconocer y comprender las situaciones en las que es más probable que se manifieste puede ser el primer paso hacia la superación.

¿Cómo afecta el síndrome del impostor?

Este fenómeno es como una sombra oscura que se posa sobre todos los aspectos de la vida de quienes lo padecen.

En el ámbito personal, puede minar la autoestima y la confianza en uno mismo, generando un constante estado de ansiedad y autocrítica. Las personas que se ven afectadas por este síndrome suelen sentirse un fraude absoluto, siempre a punto de ser descubiertas e incapaces de aceptar elogios o reconocer sus propios logros.

En el ámbito profesional, el síndrome del impostor puede tener graves repercusiones en el rendimiento laboral. Aquellos que lo padecen pueden tener dificultades para asumir nuevas responsabilidades o desafíos, temerosos de ser descubiertos como incompetentes. Esto puede llevar a la procrastinación -la postergación indefinida de una tarea por temor a no ser capaces de completarla de manera perfecta, el estrés crónico, y, en casos extremos, el agotamiento profesional o “burnout” y la depresión.

Además, el síndrome del impostor puede afectar las relaciones interpersonales, ya que aquellos que lo padecen pueden distanciarse emocionalmente o aislarse de los demás, por temor a ser descubiertos y juzgados.

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El síndrome del impostor se puede superar

¡La buena noticia es que hay vías para superar el síndrome del impostor! No es fácil, pero tampoco es imposible. Hay una variedad de estrategias y técnicas efectivas que pueden ayudar a quienes lo padecen a liberarse de este.

Una de las primeras etapas en el proceso de sanación o superación, es reconocer y desafiar los pensamientos y creencias limitantes que alimentan el síndrome del impostor. Esto puede implicar trabajar con un terapeuta o coach de vida para identificar patrones de pensamiento disfuncionales -repetitivos, obsesivos y/ o estancos- y reemplazarlos por pensamientos más realistas y positivos.

Además, es importante aprender a aceptar los elogios y reconocer los propios logros, por pequeños que sean. Esto puede requerir práctica y paciencia, pero con el tiempo, puede ayudar a fortalecer la autoestima y la confianza en uno mismo. Otras estrategias útiles incluyen compartir nuestro sentir con los demás, establecer metas realistas, practicar el autocuidado y rodearse de personas que apoyen y valoren nuestras fortalezas. 

Continúa leyendo y más adelante en este artículo encontrarás 10 consejos prácticos y efectivos para superar el síndrome del impostor.

¿Cómo saber si tienes el síndrome del impostor?

Identificar si pacedes el síndrome del impostor puede ser el primer paso para superarlo.

Algunas señales reveladoras incluyen:

  • Sentir constantemente que no mereces tus logros.
  • Atribuir tu éxito a la suerte en lugar de tus habilidades personales.
  • Temer ser descubierto como un fraude
  • Experimentar una constante ansiedad o autocrítica en relación con tu rendimiento.

Además, puedes encontrarte minimizando tus éxitos y magnificando tus fracasos, sintiéndote constantemente “fuera de lugar” e incapaz de cumplir con las expectativas, y comparándote negativamente con los demás.

Si te identificas con alguna de estas experiencias, es posible que estés lidiando con el síndrome del impostor.

Es importante recordar que reconocer estas señales no es un signo de debilidad, sino el primer paso hacia la sanación y el crecimiento personal.

Tipos de síndrome del impostor

Basándonos en la clasificación de la Dra. Valerie Young, autora y experta en el tema, el síndrome del impostor se puede subdividir en cinco categorías:

  • El perfeccionista: quienes padecen este tipo de síndrome del impostor experimentan una insatisfacción constante con su trabajo, sintiendo que nunca alcanzan los estándares de excelencia que se imponen a sí mismos. Esta búsqueda interminable de la perfección conlleva altos niveles de estrés y ansiedad.
  • La supermujer/hombre: las personas afectadas por este tipo sienten una presión constante por ser sobresalientes en todas las áreas de su vida. Necesitan demostrar constantemente que pueden manejar todo, desde el trabajo hasta las responsabilidades familiares, sin necesidad de ayuda externa.
  • El experto: aquellos que se encuentran dentro de esta categoría, están obsesionados con adquirir constantemente nuevos conocimientos y habilidades. Sienten un temor constante de no estar lo suficientemente preparados para enfrentar los desafíos de su trabajo, lo que los lleva a buscar continuamente cursos y certificaciones.
  • El solista: este tipo se caracteriza por una aversión a pedir ayuda o colaboración; creyendo que solicitar asistencia es equivalente a admitir su propia incompetencia, por lo que prefieren cargar con todas las responsabilidades solos.
  • El genio natural: aquellos que sufren este tipo de síndrome del impostor sienten una presión abrumadora por ser expertos o “genios” naturales. Juzgan sus habilidades de acuerdo a la facilidad y la velocidad con que completan una determinada tarea o aprenden algo nuevo; sintiendo vergüenza de no poder lograrlo. 

El ciclo del impostor

El ciclo del impostor es un patrón de pensamiento y comportamiento que perpetúa este síndrome y lo hace aún más difícil de superar.

En esencia, se trata de un ciclo vicioso de autosabotaje, donde los pensamientos de inadecuación (no pertenecer o no estar “a la altura”) y autoduda alimentan el miedo al fracaso, lo que a su vez refuerza la creencia de que no se merece el éxito.

Este ciclo puede manifestarse de diversas formas, desde procrastinación y evitación, hasta el perfeccionismo obsesivo y el agotamiento emocional.

Reconocer y romper este ciclo es fundamental para superar el síndrome del impostor y recuperar la confianza en uno mismo.

  • Logro o éxito: el ciclo del impostor a menudo comienza con un logro o éxito, como alcanzar un hito importante en la carrera profesional. En lugar de celebrar este logro, la persona afectada por el síndrome del impostor comienza a cuestionar su legitimidad y mérito.
  • Duda y autoexigencia: a medida que la persona procesa el logro, comienzan a surgir pensamientos de duda y autoexigencia. Empieza a preguntarse si realmente merece el éxito que ha alcanzado, y si está realmente tan capacitada como otros creen. Este paso puede ir acompañado de una creciente sensación de ansiedad y estrés.
  • Atribución al azar o engaño: en esta etapa, la persona afectada cree que ha llegado a donde está por suerte, timing perfecto, o porque ha engañado a otros haciéndoles creer que es más competente de lo que realmente es. Esta creencia refuerza su sensación de ser un impostor.
  • Autosabotaje: como resultado de estas dudas y creencias negativas, la persona puede entrar en un ciclo de autosabotaje. Pueden procrastinar en tareas importantes, rechazar oportunidades de crecimiento o éxito, o incluso boicotear activamente su propio trabajo para confirmar sus creencias de ser un impostor.

El ciclo del impostor se perpetúa cuando la persona afectada no reconoce ni desafía estos patrones de pensamiento y comportamiento. Para romper el ciclo, es crucial tomar conciencia de estas distorsiones y reemplazarlas con pensamientos más realistas y positivos. Esto puede requerir trabajar con un terapeuta o life coach, para desarrollar habilidades de autoestima y autoaceptación, así como para establecer metas realistas y alcanzables, y aprender a celebrar los logros, por pequeños que sean.

En definitiva, romper el ciclo del impostor implica aprender a aceptar el éxito (y el fracaso) y reconocer el propio valor, incluso cuando la voz interna dice lo contrario.

El síndrome del impostor es más común de lo que pensamos

Como mencioné anteriormente, este fenómeno afecta a muchas personas tanto en lo personal como en lo profesional, y es más común de lo que pensamos.

Si sientes que no estás dando tu 100%, que no logras potenciar al máximo tus capacidades, o por el contrario, si todo indica que lo estás haciendo y los demás ven en ti a una persona altamente capacitada y obtienes frecuentemente los frutos de tu expertise en forma de reconocimiento exterior pero nunca te “lo crees” es  importante que te pares a pensar si el síndrome del impostor está obstaculizando tu desarrollo y bienestar.

10 consejos prácticos y efectivos para superar el síndrome del impostor:

Reconoce tus logros: tómate el tiempo para reflexionar sobre tus éxitos y logros pasados. Haz una lista de tus habilidades. Reconocer tus fortalezas puede ayudarte a desafiar la creencia de ser un impostor.

Habla con alguien de confianza: comparte tus sentimientos con un amigo cercano, familiar o mentor de confianza. A menudo, solo hablar sobre tus dudas y miedos puede ayudarte a desmitificarlos y darte una perspectiva más equilibrada. Recuerda que este “verdugo” solo está en tu mente.

Desafía tus pensamientos negativos: cuestiona los pensamientos negativos y autocríticos que surjan. Pregúntate a ti mismo si estas creencias son realistas y basadas en evidencia o situaciones concretas. Desafiar tus distorsiones puede ayudarte a cambiar tu perspectiva sobre ti mismo.

Establece metas realistas: en lugar de aspirar a la perfección, establece metas alcanzables y realistas para ti mismo. Divídelas en pasos más pequeños y manejables, y celebra cada logro en el camino hacia tu objetivo final. 

Acepta el fracaso como parte del proceso: aprende a ver el fracaso como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje, en lugar de una confirmación de tus temores de ser un impostor. Reconoce que todos cometen errores, que nadie es perfecto, y que fallar es inevitable en el camino hacia el éxito.

Cultiva la auto-compasión: sé amable contigo mismo/a y trata tus errores con compasión y comprensión. En lugar de criticarte por tus imperfecciones, acéptalas como parte de tu humanidad y aprende a perdonarte a ti mismo/a.

Practica el autocuidado: dedica tiempo regularmente para cuidar tu bienestar físico, emocional y mental. Esto puede incluir hacer ejercicio, practicar la meditación, pasar tiempo con amigos y familiares, o participar en actividades que te traigan alegría y satisfacción. Intenta equilibrar responsabilidad con disfrute.

Deja de compararte con los demás: evita la trampa de compararte constantemente con los demás. Concéntrate en tu propio viaje y en tus propias metas y logros. Recuerda que cada persona tiene su propio camino y que tanto el éxito como el fracaso son subjetivos.

Pon en duda tu “autodiagnóstico”: antes de asumir que sufres de este síndrome, analiza cómo es tu entorno. ¿Existe la igualdad de oportunidades? ¿Se espera que los empleados estén disponibles fuera del horario laboral? ¿Se fomentan la colaboración y la comunicación transparente o la competencia y el interés individual? ¿Se estigmatizan o ridiculizan los trastornos mentales? ¿Son frecuentes los comentarios o conductas sexistas, racistas, el bullying, etc.? Es común que en entornos donde se naturaliza este tipo de prácticas discriminatorias y abusivas, las personas se culpen a ellas mismas por no poder “resistir” o “encajar”. De este modo, caen en “autodiagnosticarse” con síndrome del impostor por no sentirse a la altura de las circunstancias.

Busca un mentor: si el síndrome del impostor está afectando significativamente tu vida personal o profesional, considera buscar la asistencia de un terapeuta o de un coach de vida. Un profesional capacitado puede ayudarte a identificar y abordar los pensamientos y patrones de comportamiento que perpetúan el síndrome del impostor, y te brindará herramientas y estrategias efectivas para superarlo.

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Soy Caro Zabalza
Coach de vida especializada en Bioneuroemoción® & Desarrollo Humano

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